viernes, 13 de diciembre de 2013

Dictado para practicar las grafías b/v

No eran todavía las nueve de la noche y ya la glorieta que albergaba la verbena hervía de bullicio. Como un avispero estridente, las risas vibraban en el aire caliente del verano, más valientes a medida que sobre la luz vespertina avanzaba la noche con su perfume de fruta y hierba segada. En el vértice sur de la plaza, altiva y vigilante, escupiendo desprecio por su víbora boca a los que se atrevían a citarla, Inés, la bella Inés, esperaba a su hombre. Evitaba, por dignidad, movimientos de cuello a Este ni Oeste, pero el fuego de sus ojos y la lividez del rostro mostraban obvia su ira. Por fin, un bramar de pistones, válvulas y gasolina dio paso al polvo agresivo de un gigante a lomos de una Harley que invadió la pista entre la ovación de unos y las maldiciones de otros. Bien, ahí estaba. Una oleada de violenta envidia invadió el recinto, pendiente ahora de ambos jóvenes que se medían con la mirada.

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